domingo, 22 de julio de 2007

Nos engañan

Manuel Lillo


Una vez más el debate sobre el estado de la nación ha tenido un eco importante en la sociedad y en la “cultura política” ciudadana. Todos comentan las discrepancias entre los líderes, de quien fue la culpa, qué habría hecho el otro o de qué manera se está haciendo. Pero existe una pequeña diferencia entre este debate y los anteriores, una distinción que me preocupa y me entristece. Resulta que este debate tan solo se ha dedicado a un apartado de la actualidad, el retorno de ETA. Retorno preocupante, aterrorizador, un fin de tregua que no nos ha pillado por sorpresa pero que no queríamos oír. Las amenazas terroristas, abundantes sobre todo en estas fechas veraniegas nos crean cierto pánico después de lo vivido anteriormente en Santa Pola, Torrevieja, Alicante o Benidorm.

Pero lo malo de todo esto es que nuestros representantes no se dedican a preocuparse sobre cuantos murieron, cuantos pueden morir, qué hacer para evitarlo o alguna solución digna para poner fin a la situación. Nuestros representantes elegidos por el pueblo se dedican a pasarse la pelota y a dedicarse insultos, discrepan sobre las medidas tomadas y tratan de echarse la culpa mutuamente aprovechándose de una violenta situación para recaptar votos. Es alarmante el nivel de política que se está alcanzando en el Estado Español. Llaman civilizada a una democracia basada en aprovecharse de familias desfavorecidas por un triste atentado para llegar a lo más alto. Llaman democracia a los insultos dedicados de unos a otros en el Parlamento. Llaman democracia a una oligarquía basada en la alternancia de dos partidos mayoritarios que controlan exclusivamente el monopolio del gobierno español y generalmente de Europa. Y lo peor no es esto. Lo peor es que aun les damos la razón, y no solo nosotros, también las víctimas. Estamos más de acuerdo con uno que con otro. No nos damos cuenta de que se quieren reír de nosotros y lo están consiguiendo. Y cuando pasa un tiempo volvemos a votarlos para que sigan ahí.

No nos queremos dar cuenta de que ETA se acabará cuando ella lo decida, de que es una organización con cierto apoyo social, por suerte cada vez menor pero que al fin y al cabo está sustentada por un número importante de personas y por eso persiste. Decir que se va a acabar de una manera o de otra es estúpido, la experiencia lo demuestra y no nos enteramos. Mientras tanto, tras un atentado seguirán sacando partido para crear voto y así seguiremos.

Por si fuera poco, lo más grave es que ETA no es lo único que existe en España. Pese a ser centro de disputa, de portadas de diarios y de tertulias radiotelevisivas ocurren otras cosas. Por ejemplo, PP y PSOE nos han prometido enésimas veces la accesibilidad de los jóvenes a una vivienda digna. Esta cuestión es centro de campaña electoral siempre y aún no se ha visto ningún cambio. Salimos en editoriales y artículos de conocidos diarios extranjeros por la cuestión de la extrema construcción en la costa y para frenar esta barbarie tampoco nadie dice nada. La última encuesta dice que somos campeones del mundo en consumo de cocaína, muchos nos reímos (incluso yo) pero es algo que empieza a ser serio. Los contratos basura, el paro, la delincuencia, la violencia sexista, la violencia juvenil, la repatriación de inmigrantes. Problemas continuos que no se nombran, que los tenemos pero que quieren hacernos creer que no los tenemos y lo consiguen, pensamos que nuestros únicos problemas son el caso malaya y que De Juana salga o entre en la cárcel. Es así como nos engañan.

¡Sigue Callando Valencia!

Rosa Horri


Ha pasado ya un año de aquel "fatídico accidente" ocurrido en Valencia, más concretamente el tres de julio del 2006. Aquel día tuvo lugar en una de las líneas de Metro más concurridas y de mayor importancia de la ciudad, un incidente, uno de los metros descarriló sobre la una del mediodía. La primera causa del aquel trágico accidente fue que el convoy circulaba a 80 kilómetros por hora, el doble de lo establecido en una curva.

Numerosas fueron las excusas que surgieron en los medios de comunicación, pero la realidad es que esa línea había tenido numerosos incidentes y debía ser revisada completamente. Este terrible altercado coincidió con la visita del Papa Benedicto XVI, Canal 9 empleó miles de euros para promocionar esta visita mientras 43 familias lloraban la pérdida de un ser querido. En los telediarios de aquellos días en Canal 9 se hablaba más de la visita del Pontífice que del propio accidente.

Más tarde se supo que Luís Motes, director de informativos de este canal, y Pedro García, director del ente público autonómico RTVV censuraron en su medio la cobertura de la comisión de investigación parlamentaria de las Cortes Valencianas. Es verdad que se ocuparon 25 horas para recoger testimonios y contar detalladamente el accidente, pero no se dijo en ningún momento que esa línea de metro tenia que haber sido revisada por el Plan de Actuación Integral 2006-2010 que se encargaría de arreglar todos los desperfectos en las maquinas y en las vías y además ¿porqué se censuró la transmisión de la investigación?

La respuesta más lógica a esta pregunta es que Canal 9, es una televisión pública que “pertenece” al gobierno de la Generalitat Valenciana, en este caso al Partido Popular, más concretamente a los principales dirigentes como son en este caso Francesc Camps y Rita Barberá. Ambos tomaron muchas molestias para que el Papa Benedicto XVI visitara nuestra ciudad, y un escándalo como el ocurrido en esos días no les vino nada bien. Como bien dijo Enrique Chulio, Presidente de la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio: "El accidente del metro fue más molesto que doloroso para la Generalitat". Por ello, hicieron lo posible para taparlo, se tomaran amplias medidas para que el canal de nuestra comunidad en cuanto apenas informase sobre lo sucedido.

Muchas son las tramas que esconden este caso, lo que si se sabe es que un claro ejemplo de desinformación y manipulación mediática, el cual no ha pasado desapercibido por muchos de los ciudadanos de la Comunitat Valenciana y lo único que hace es perder credibilidad. Actualmente, todavía no se han tomado medidas en la línea 1, hace apenas dos semanas murió una niña en un paso a nivel que según el Plan de Actuación 2006-2010 no debería existir ya, y siguen sin darle una respuesta al accidente que para muchos peritos de la investigación se pudo perfectamente evitar. ¿Por qué canal 9 no informa sobre la investigación?

Como dijo discretamente Lluís Motes en las II jornadas de Periodismo de la UMH “La agenda la construyen, a pesar de lo que creen los políticos, los ciudadanos, el público”, pero, ¿porqué dijo esto si claramente en su medio la agenda la crea la Generalitat?

Controversia universitaria

Jesucristo Riquelme


LA LIBERTAD DE CÁTEDRA

COMO ABUSO DE LEY Y FRAUDE DE DERECHO


Se busca profesor servi(cia)l

(Absténganse personas dignas. No haga perder el tiempo a esta Universidad)



Heredera de la materia de Ética, en los colegios e institutos de Enseñanza Secundaria, nacida como Alternativa a la Religión (católica) en el plan de estudios anterior, surge la nueva asignatura de Educación para la ciudadanía envuelta en una polémica bizantina insólita. Favorece a los estudiantes universitarios que se les haya podido previamente los diversos tipos de derechos que se deben garantizar en su proceso de enseñanza-aprendizaje: el derecho a la Educación, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la libertad académica, el derecho a la libertad de cátedra... Se hará ver que esos derechos -sobre todo los de libertad académica y libertad de cátedra- no sólo incumben a la posición del profesorado sino que también deben atender a las inquietudes del alumnado. En definitiva, se ha de empezar a comprender que ciertos derechos devienen en muy concretos deberes. Derechos y deberes, pues, al unísono para un colectivo o sector de la comunidad educativa -derechos y deberes para el profesorado, derechos y deberes para el alumnado, derechos y deberes para los dirigentes- y también derechos y deberes recíprocos para los sectores docentes y discentes -derechos de profesores, deberes de los alumnos; deberes de profesores, derechos de los alumnos; deberes de dirigentes, derechos de los alumnos; deberes de dirigentes, derechos de profesores; etc. Recuérdese que los dirigentes de una institución deben cumplir y hacer cumplir la ley. No se deje caer en saco roto que los reglamentos internos, normativas, actas o estatutos forman parte de la base jurídica del funcionamiento de cualquier institución u órgano interno.

Los estatutos de cada universidad incluyen estipulaciones concretas, según sus intereses de gobierno, sobre valores y misión de esa universidad. No todas las universidades, obvio es, gozan de los mismos estatutos. El juego de alusión-elusión en su ordenamiento jurídico enmarcado en los estatutos universitarios permite hacer una primera valoración sobre la oportunidad del derecho de participación de sus miembros en su gestión y planificación. Nos referimos a que se tenga en cuenta la opinión de todos, mínimamente, pero en su valor ponderado al menos, en cuestiones referentes, por ejemplo al diseño futuro de una carrera en su oferta de libre configuración o a la exigencia de la solvencia docente de su profesorado. O sea, que se aplique la disciplina -id est, la obligatoriedad- a la libertad de cátedra y a la libertad académica sin desvirtuar (por fraude de ley o por abuso de autoridad, abuso de derecho) sus precisas acepciones. El compromiso del buen profesor se basa en saber ceñirse a esas libertades y en saber aplicar esos derechos -a la libertad de cátedra y a la libertad académica- hasta convertirlos en deberes propios o en derechos del alumnado. Si una universidad incluye el derecho a la libertad académica -como la de Oviedo, digamos, por no querer compararnos con las universidades de nuestro entorno- y otra -como la pública de Elche, por ejemplo- no lo cita, ¿es lícita la interpretación de que esa libertad se pretende entender como una de esas libertades apestosas. por progresista?

Para entendernos nosotros, definamos los conceptos. La libertad de cátedra, derivada de la autonomía universitaria del profesor y sujeta a lo aprobado por el departamento universitario al que se pertenece en cuanto a, por ejemplo, programas, contenidos, métodos, evaluación., consiste en la libertad de enseñar y de debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas. El derecho de cátedra es un derecho del particular frente al Estado, pero no contra la organización de un departamento universitario que funcione bien. En los Estatutos de la UMH (Decreto 208/2004, de 8 de octubre, del Consell de la Generalitat, publicado en el DOGV n.º 4861, del año XXVII, de 13 de octubre, págs. 25092-25151), en el capítulo I («Naturaleza y objetivos») se lee: «Sus profesores ejercen la libertad de cátedra a través de la expresión libre en su actividad docente». Pero lo curioso es que no aparezca nombrada otra libertad fundamental del docente universitario: la libertad académica. La libertad de cátedra dispone de limitaciones: por supuesto que, en todo, no se está obligado a acatar lo que pida u ordene el director del departamento o el director del área de conocimiento o un profesor de mayor rango, sea catedrático o titular (o no sea profesor numerario) o sea vicerrector (esto es, el Gran Hermano de la Paz o del Amor o de la Justicia como podría haber postulado Orwell en su novela 1984). Aunque lo mande el jefe, nunca se actuará (o nunca se deberá actuar) incumpliendo lo establecido rigurosamente (y aprobado en reunión formal) en el departamento ni actuando con indignidad personal o profesional: por ejemplo, nunca se deberá aprobar a alguien que no se haya presentado a las pruebas de una asignatura. (¿Ustedes se imaginan que un rector obligue a aprobar a su secretaria personal en su propia universidad sin haberse presentado a los exámenes?). Ahora bien, retornemos de la realidad de los inmortales, estas libertades se constituyen, como siempre, en un derecho y un deber. Se exigirá que el departamento universitario (por poner un caso próximo que no moleste a comportamientos de vicerrectores o de la persona que ostente el rango máximo en el rectorado) funcione con coherencia y con planificación: no se caerá en la negligencia -el no hacer o el no tener previsto o retrasarse a la hora de planificar alguna actuación del departamento-. Una actuación del departamento es prever la necesidad de provisión de plazas de profesores. Imaginemos que no hay profesor de Literatura porque -sigamos imaginando- al vicerrector de Ordenación académica se le ha antojado (o porque cree que, si la da un profesor de su plantilla, éste suspenderá a casi todos los estudiantes y formará un cuello de botella en las matrículas y un embotellamiento en la asistencia a clase de años sucesivos. Imaginémoslo que lo piensa: es libre de pensar. (Pero no un librepensador.). Lo que ocurre es que ordena al director de departamento que no deje impartir la asignatura a tal profesor; mas, al no existir otro en el área y al olvidársele al director de departamento iniciar el proceso de contratación, llegado el momento de empezar las clases, no hay profesor para esa asignatura... y estamos a mitad de febrero, a medio curso ya avanzado. Entonces el director de departamento, atrapado por su negligencia e ineptitud, ordena al profesor hasta entonces vetado a comenzar la docencia para que no se detecte su fallo. Sin embargo, como fue un error más de organización -sigamos imaginando- aún más amplio, el profesor existente en el departamento ocupa un área de conocimiento -Lengua- a la que no se le asigna oficialmente -según el BOE- la responsabilidad de la docencia de la materia nueva que debe dar sus primeros pasos, como dijimos, en el segundo cuatrimestre. , en febrero. Habiendo profesores libres -sin docencia- en las otras áreas posibles -por ejemplo, en el área de Periodismo-, el profesor de Lengua aduce esta situación para que se estudie la contingencia. Pero la mala organización aún es mayor: se tramita el cambio de área del profesor del área de Lengua -al área de Literatura- sin su conocimiento -y sin su consentimiento previo, por ende-).

Al igual que no debemos consentir el sesgo en la transmisión de conocimientos conceptuales (o en actitudes) ni implantar el «pensamiento único», tampoco estamos en situación hoy de aceptar el derecho de cátedra como la licencia y el privilegio de hablar ex cáthedra con los contenidos que arbitrariamente seleccione el profesor. Ni tampoco es aceptable pedagógicamente en la universidad moderna aquel profesor que exclusivamente lee -da lección- apuntes en papel o en proyecciones del tipo del Power Point. En la universidad es más importante la explicación -la argumentación- que la exposición de conocimientos (por muy erudita, enciclopédica u original que sea); la argumentación incluye la exposición, pero no viceversa. Tampoco hay que aceptar maximalismos como exponentes de la libertad de cátedra: se hace lo que a uno le da la gana; no: se ha de hacer, porque todo debe estar previsto (programado y planificado), lo que esté recogido -por escrito- en el departamento (o en el área de conocimiento). Así ocurre con los programas aprobados por el departamento: una vez aprobados, nadie puede salirse de esos contenidos ni del sistema de evaluación que conocen los estudiantes. Si existe un programa con unos contenidos, unas prácticas o lecturas obligatorias, etc., ha de llevarse a cabo y no es legítima la actitud del director de departamento que, para poner más fácil la cuestión y salir medio airoso del brete, dice a un profesor: «Tienes carta libre, carta en blanco. Haz lo que quieras. Termina el curso y que no haya problemas». O sea, apruébalos, si puedes, a (casi) todos. (Éstos, si aprueban, se callan y no protestan). Los estudiantes tienen -disfrutan- del derecho a hacer cumplir el programa (o el espíritu del programa siquiera). Si un profesor no cumple el programa -que es un pacto entre profesores y estudiantes, como lo es el "pacto lingüístico" si así se ha decidido-, el estudiante debe tener la posibilidad de amparo ante el superior y, en todo caso, ante el defensor universitario, cuya decisión ha de ser inmediata.

La libertad académica, por otro lado, se considera más amplia que la libertad de cátedra. En realidad, la académica incluye a la de cátedra: es más ambiciosa y compromete más a las instituciones y a sus dirigentes. Es decir, se trata de un marco protector de las libertades de los demás en la comunidad universitaria: estudiantes, profesores, investigadores, administrativos. Y, aun por encima de lo apuntado sobre la libertad de cátedra, ésta -la académica- es la libertad que más nos incumbe. Algunas universidades la incluyen en sus estatutos; otras, no. Las más avanzadas no temen esta apuesta progresista, porque aceptan el compromiso de una buena -plural, abierta, tolerante, rigurosa, digna.- organización. La libertad académica incluye la libertad de cátedra y también la libertad de investigación y de difundir los resultados de sus experiencias y experimentos, expresar su opinión sobre la institución en la que se hayan inscritos y el sistema en el que se trabaja; libertad ante la censura institucional y libertad de participar en órganos profesionales o en organizaciones académicas representativas.

Uno de los parámetros del control de calidad docente es el número de estudiantes que promocionan. Sí, la norma estadística dixit, pero la realidad es tozuda y variable cada año. No parece racional ni razonable obligar a aprobar a un tanto por ciento mínimo. Recuerdo -permítasenos la comparación- que, cuando se promulgó la ley del Menor, en 2004, uno de sus hallazgos fue legalizar el derecho del menor a ser castigado. Parece tremendo e inhumano, pero, si lo pensamos con calma intelectual y afectiva, nos parecerá una medida de corrección necesaria. (Sin violencias, obvio es). En el ámbito académico (universitario y no universitario) también existe este derecho que, mutatis mutandis, consiste -entre otras modalidades correctoras edificantes- en el derecho a ser suspendido. Si el estudiante es aprobado sin merecerlo, ¿estudiará después para ponerse al día o se dedicará a otros menesteres.? Algunos vicerrectores, por su (de)formación estadística, sólo piensan en números. y los rojos no les gustan. ¿Hay presión (improcedente) si tres vicerrectores citan a un profesor para darle un toque de atención y hacerle ver que no debe -«no puede», diría el vulgo- suspender a más de la cuenta -¿qué cuenta?- porque la universidad se quedaría sin estudiantes? ¿Es que los estudiantes que queremos en nuestra universidad, sea cual sea, son los que se marcharían a otra y buscarían allí su Alma mater que los nutra sin esfuerzos ni sacrificios. y sin aprender lo suficiente? ¿Es que no parece limitado intelectualmente y desde la perspectiva de la gestión universitaria pensar que esa universidad razonablemente exigente y raconal y emotivamente rigurosa perdería la subvención por muchos alumnos que se cambiarán de universidad? ¿Y, si la conversación entre tres vicerrectores y el profesor recién llegado concluye con una intervención similar a ésta: «Sólo queríamos comprobar que no estábamos ante un profesor insensato y que sabe lo que tiene que hacer en beneficio de todos, incluido él. Queríamos que lo supieras. Gracias. Nos quedamos más tranquilos», se puede llamar a esto intromisión en el modo de evaluación o presión para obtener más aprobados o evidenciar al profesor que una cosa es la solvencia docente y otra que no se puede suspender mucho? (No se puede suspender y quedarse allí, claro es). De nada vale al profesor aducir que suspender a muchos o a bastantes puede ser producto de unas circunstancias en las que esos números absolutos de suspensos sean, en efecto, bastantes o muchos, pero no demasiados. (Demasiado es un adverbio de cantidad relativa, no absoluta: 80 pueden ser muchos, pero no demasiados; mientras que 10 pueden no ser muchos y sí demasiados). No sé, si al ser cuestión de números, alcanzamos a explicar la realidad los mortales profesores de humanidades. Creo que me he explicado con claridad: un año tendremos 80 en el saco y otro año, 10, y habremos actuado con justicia académica en la valoración en ambos casos. Y, si hay muchos suspensos y los estudiantes no protestan, sino que comprenden que deben seguir estudiando, algo habrá conseguido el profesor.Y, si el profesor es un profesor que enseña para que se aprenda y también para que se aprenda a aprender (puesto que proporciona nuevas fuentes y métodos de aprendizaje constantemente) y es aceptado por la mayoría de los estudiantes, algo tendrá que no es habitual en esa universidad... (Ruego que, si hay algún yerro -o hierro-, se indique al autor del texto. o al maestro armero: no querría caer en menosprecio inmerecido. Gracias).

Para que el profesor trabaje en un clima armónico e ilusionante, también hay que tener presente la estabilidad del docente en su puesto de trabajo, es decir, la seguridad de su continuidad en el trabajo. De no ser así, el profesor inventa una realidad que se aleja de los intereses del estudiante y se esfuerza prácticamente sólo en defender su puesto de trabajo y no en aspirar a ser mejor docente e investigador o a dedicar más tiempo a su alumnado para que éste prospere académica y profesionalmente. Sólo procura méritos y méritos para anclar su puesto de trabajo. ¿Quién se quejará del sistema o de la planificación o de la actuación de los superiores. si es consciente de que eso se considera un demérito para su estabilidad en esa universidad? Se fomenta, por consiguiente, el cervantino retablo de las maravillas; a la pregunta «¿Qué tal?», la respuesta sin matices ni resquicios a la suspicacia: «¡Muy bien!». (No sea que se insinúe o se afirme que algo podía mejorarse y crean que estamos conspirando o agitando para la subversión improcedente contra el poder -o el cargo- instituido. De modo que a tragar: a tragar para seguir tragando.). Es una manera, v. gr., de contravenir el apartado e) del artículo 70 (del capítulo III. «Derechos y deberes del personal al servicio de la UMH») de los Estatutos: en relación con sus actividades. «ser informados por los distintos órganos de la Universidad de aquellos extremos sobre los cuales tengan un interés directo, con arreglo al principio de transparencia». (Si se prescinde de alguien tendrá el derecho de conocer explícitamente las razones argüidas por los dirigentes de la institución. Y nunca se recurrirá al acoso -al mobbing-, al desprestigio personal o profesional, al ninguneo o al ostracismo). (¡¿Que ponga un ejemplo para esclarecer el procedimiento de la rección universitaria?! A ver. Creo que no necesito acudir a la imaginación. Veamos: Si se logra una donación de seis mil ejemplares de una biblioteca especializada en Periodismo, propiedad de un catedrático jubilado de la Universidad Complutense de Madrid, para la biblioteca del campus de Altabix y el rector declara que, por decisión de una vicerrectora, «no procede», cuando él mismo ha pedido que se haga entrega de libros aunque sean repetidos y del colegio, ya que cuantos más volúmenes hay más presupuesto para su universidad y cuando son pocos los libros de Periodismo en los estantes de la citada biblioteca universitaria de Elche, y tan sólo por no consentir que el «gol» se lo apunte el profesor que ha tramitado personalmente con el catedrático emérito de Madrid el obsequio., parece que indica que el aserto antisistema es, en parte, veraz: «No existe la Universidad: sólo existen intereses particulares». Es una conclusión atroz intelectual para la ciencia y la sociedad españolas.

Una libertad académica bien asimilada permitiría la ágil, rápida y sencilla intervención de los representantes del alumnado en los consejos de curso o ante los coordinadores de las titulaciones o el tutor de su nivel en la carrera o ante el jefe de área o el director de departamento o. el defensor universitario y lograría que algunas irregularidades docentes no se perpetúen:

Ø Mantener a profesores que no son solventes ni didáctica ni pedagógicamente. ¿Es un buen profesor quien no sale de la lectura de sus apuntes o de su Power Point, empleado como «chuleta del profesor»? ¿Es solvente un profesor titular que ha publicado un solo artículo en su vida docente aunque haya sido promocionado a vicerrector? En algunas universidades consolidadas y con prestigio en aumento, estiman la opinión de los estudiantes: con dos años de evaluación negativa por parte de los estudiantes un profesor recibe una llamada de atención y una evaluación interna; llegado un tercer año de quejas razonadas y razonables de la inmensa mayoría de los estudiantes, se procede a que el profesor deje paso a otro profesional docente y se ocupe, si se estima conveniente, a la investigación o a desempeñar su tarea en otro lugar. (Otro lugar también de fuera de la universidad, porque existe algo fuera de la universidad. que forma parte de la realidad general). ¡Qué lejos estamos algunos de ese modelo de universidad!

Ø Expulsar o prescindir de los servicios de profesores porque se niegan a firmar actas de notas de estudiantes que no han realizado las pruebas evaluables. (O, lo que es lo mismo, obligar a aprobar a estudiantes que no lo merecen según el criterio del docente responsable de la asignatura.).

Ø Proponer un currículo y unas asignaturas sin contar en nada con la opinión de profesores especializados del área ni dar opciones a los estudiantes para conformar las materias optativas o de libre configuración. Imaginemos -la imaginación sigue siendo la loca de la casa, decía Voltaire- que en Periodismo hay un ramillete granado de alumnos que dominan varios lenguajes informáticos y quieren especializarse en diseño de medios por internet. ¿No se les ofrecerá una oportunidad de aprender más si lo proponen con antelación para que el profesorado diseñe su oferta en el programa «a la carta» de las asignaturas propias de la universidad?

Ø Diseñar asignaturas con contenidos ajenos a la titulación y que se expongan en clase sin adaptaciones a la carrera de destino. Imaginemos que la materia es Informática: ¿para qué sirve una clase basada en exclusiva en reparaciones de errores y averías del sistema http? ¿Es aceptable esta premisa del profesor: «¿Y si se rompe el ordenador o se cae el sistema cuando estáis trabajando en una redacción?»? Si al alumno se le ocurre intervenir proponiendo su respuesta: «Llamaremos al técnico, ¿no?», el profesor informático lo fulminará con una mirada salida del ciberespacio más lóbrego y oscuro. .

Ø Diseñar asignaturas en cursos distintos, pero con programas similares o parcialmente idénticos. La publicidad es una materia hermosa de enseñar y de aprender, pero no hay que repetir los contenidos porque gusten mucho.

Ø Autorizar prácticas sólo a partir de tercero y no permitir la tutoría ya desde primero sin que se tolere en los medios que un estudiante sea protagonista mediático -presentador- o esté en la primera línea de los medios -redactor definitivo.



En suma, la libertad académica protege, de la interferencia de legisladores o autoridades dentro de la misma institución, la libertad intelectual de los profesores, investigadores y estudiantes en la búsqueda del saber y la expresión de las ideas. Esto significa que ninguna ortodoxia política, ideológica o religiosa se impondrá a los profesores o a investigadores a través del proceso de contratación o permanencia o terminación, o a través de otro medio administrativo de las instituciones académicas. Ejemplo: obligación en la procesión de la Purísima Concepción con motivo del 8 de diciembre en Torrevieja: «Estamos los dos solos: tienes que venir. La UMH somos nosotros». ¿Quién me iba a decir a mí que yo era -he sido- la UMH? ¿Constituía indisciplina universitaria no acudir a la procesión callejera con un ramo de flores entre los brazos?]

Queremos una universidad en la que el profesorado sea servicial (solvente y servicial) y que no se deje nada en el camino: que no sea [servicial] servil. Queremos una universidad con comportamientos rectos. y no comportamientos vicerrectos. Queremos una universidad con buena tradición (y no con traición. ni con rencores). Queremos estar orgullosos de nuestra universidad. ¿Es imaginable que haya rectores que no nos hagan sentir orgullo por nuestra universidad, que decapiten a los mejores -Bernat Soria acaba de ser nombrado ministro de Sanidad- y que obliguen a aprobar a su secretaria particular aunque no haya aparecido por clase y no haya entregado ni un solo trabajo evaluable? Dejemos que nos lo diga esa loca de la casa: la imaginación. ¡Y viva Voltaire!

El jefe no siempre tiene razón. Sus órdenes no son siempre asumibles. Contra el caos y la anomia y la iniquidad, el trabajo bien hecho y la dignidad personal. Preferimos morir de pie que quedarnos y permanecer de rodillas... (Unamuno dixit).

La revista que (casi) sale los miércoles

Luis Fernández

El pasado martes, el Juez de la Audiencia Nacional del Olmo ordenó el secuestró del semanario El Jueves por un supuesto delito de injurias contra la Corona. La gravísima ofensa era la publicación de una viñeta en portada donde los Príncipes practicaban sexo mientras Felipe apuntaba: “Te das cuenta de que si te quedas preñada… ¡Esto va a ser lo mas parecido a un trabajo que he hecho en mi vida!” bajo el título de 2500€ por niño. Lamentable, no salimos del escándalo de la entrevista de Quintero a José María García cuando el periodismo y por extensión la libertar es atacado por donde más duele. Porque, la libertad de prensa no es más que la punta del iceberg, el súmmum de toda una lista de libertades que hacen de la democracia nuestro sistema favorito. Es la expresión pública y manifiesta de nuestra libertad cotidiana, moral y política. Y nos la quieren arrebatar. Nos pueden ningunear las administraciones, pueden subir los impuestos, pero lo que el ciudadano democrático no consiente es que le hagan callar. Por todos son conocidas las labores de selección y tergiversación de los hechos que hacen que no conozcamos siempre toda la noticia, pero eso es algo que tenemos asumido y no podemos evitar. Pero nos damos de bruces con la ley. Ahora resulta que el rey no solo tiene inmunidad diplomática sino periodística.

Más allá del buen o mal gusto de la imagen (parece mentira que nos acomplejemos a estas alturas…) el fondo está en la cuestión de si la democracia que hace casi 30 años se votó no se nos va quedando obsoleta. Nuestra sociedad avanza a ritmo europeo, la Constitución está estancada en el Post-Franquismo inmediato. Y por eso no dejan de aparecer estas incongruencias legislativas. Lagunas constitucionales que se deben reformar o reinventar.

No se acepta la crítica, el sarcasmo ni la burla risueña. Pero se alienta el insulto flagrante, la descalificación más barriobajera y las tomaduras de pelo públicas, y no solo a propósito de cierta hortaliza… Espero que esta no sea la España que queremos. Entiendo esta reacción de un sistema atascado en la transición, pero las nuevas generaciones no creo que acepten delitos contra la Corona como motivos de cárcel ni un chiste contra el Príncipe como pretexto de la censura. A propósito, la portada era para Zapatero (y su ley).

domingo, 20 de mayo de 2007

Elecciones interesantes pero preocupantes

Antonio Trives



Atravesamos unas semanas en las que todos los partidos se encuentran en campaña electoral, donde estamos cansados de que nos repitan lo mismo una vez tras otra y que machaquen con promesas que luego muy pocas serán cumplidas. No va a ser menos el partido político GRIP (Grupo Independiente de Rojales) que junto al partido PSOE y PP conforman el panorama electoral de este año. Se trata del nuevo partido formado en la localidad de Rojales (al sur de la provincia de Alicante: Vega Baja). Os preguntaréis por qué me he fijado en dicho partido. Tiene la particularidad de estar formado por ciudadanos ingleses, alemanes, holandés y algún que otro español, según afirmó la presidenta del partido (de nacionalidad colombiana-británica) que residen en las urbanizaciones de Rojales, principalmente en Ciudad Quesada.

El grupo independiente declaró en una entrevista televisiva que no son “ni de derechas ni de izquierdas”. Uno de sus principales compromisos es que van a luchar para beneficiar a toda la comunidad y no a determinados individuos y empresas. También destacan la preocupación relacionada con el distanciamiento entre españoles y extranjeros, por lo que pretenden hacer más afectuosa las relaciones entre ambos. Entre todas las metas propuestas y declaraciones citadas por este partido, destaca sin duda alguna, las palabras que pronunció la alcadable el pasado 14 de Mayo: “estamos dispuestos a pactar con el resto de partidos pero obteniendo la Alcaldía”. Este nuevo partido cuenta con alrededor de 2000 afiliados, entre los que se encuentran una gran variedad de personas de nacionalidad extranjera, sobre todo europeos.

Rojales se encuentra en el segundo puesto de las localidades en las que la comunidad extranjera supera a la española. Justificando esto con cifras, se sabe que de 18.000 personas que hay censadas en el municipio, el 62,8% son de nacionalidad extranjera, lo que es lo mismo, algo más de 11.000 personas.

Por otro lado, de los 18.000 habitantes que hay censados en Rojales, 7.000 son los que van a decir el futuro del próximo gobierno local. El proceso electoral está compuesto por nueve mesas electorales. De ellas, siete están instaladas en el casco urbano mientras que las dos restantes están situadas en las urbanizaciones. Lo sorprende es que de las situadas en el pueblo van destinadas para 3.600 votantes, mientras que en las urbanizaciones votan 3.400 personas.

Estos son los datos relevantes que van protagonizar el panorama electoral de Rojales en las próximas elecciones.

El pueblo, es decir, los ciudadanos están inmersos en una gran preocupación, pues pueden ser gobernados por ciudadanos que llevan pocos años en Rojales en función de lo que es necesario para conocer realmente los problemas cotidianos. Como bien reflejan los datos, existe la posibilidad de que pacten con el partido que haya obtenido menos voto, y de esta forma llegar al poder o influir notablemente en él.

Señoras y señores lectores; hagan sus apuestas. ¿Ganará el PSOE con mayoría absoluta o con coalición? ó ¿Ganará el PP? ¿Llegará al poder el GRIP?

¿Qué ocurriría si salen vencedores? ¿Os podéis imaginar la reacción del pueblo? Los motivos no son discriminatorios por su condición de foráneos, solamente que no se les puede apreciar como los más indicados para dirigir el futuro de un pueblo.

¿Hasta que punto es acertada la diversidad y el grado de integración de otras personas?

Mi no entender

Manuel Lillo


Leyendo este artículo entenderéis que por desgracia no tengo mucho de lo que hablar. Como llevo haciendo desde siempre, he observado las últimas novedades políticas tanto en el País Valenciano como en el resto del Estado Español y la verdad, no me he decidido por nada, porque por desgracia todo es lo mismo de siempre. Y cuando uno no sabe de que hablar en estas fechas y no le queda otra que escribir, pues tiene que hablar de elecciones. Es repetitivo y resulta cansino, pero para los que no se hayan hecho una idea, nos toca soportar mítines hasta que se realice el referéndum.

Para no ser tan repetitivo, he considerado que en vez de hablar tanto de PP, PSOE y posibles pactos en caso de que no se obtenga una mayoría absoluta, podría hacer referencia a la multitud de curiosidades que nos encontramos si nos fijamos en cada uno de los partidos que se presentan aquí en nuestra zona. Y cuanto más lo piensas más curioso es, curioso por lo estúpido en todos los sentidos, porque son multitud de ideologías las que existen, pero por cada ideología podemos encontrarnos aproximadamente con cinco partidos. Digo que es estúpido porque esto da lugar a escaños desocupados y a veces incluso impide formar gobiernos de coalición. Parece que a muchos les interesa más salir en un cártel o en un anuncio de la tele antes que gobernar para aplicar en su ciudad las medidas que mejor considera.

Vamos a empezar por la ideología centrista, esos que tirando un poco más a la derecha o hacia la izquierda, se definen como tolerantes, gente que escucha y que responde, gente que piensa en el beneficio común puesto que son los que más votos suelen sacar. En este bloque siempre están presentes nuestros queridos PP y PSOE, quienes se reparten el pastel en casi todas las comunidades autónomas y por supuesto, en el Estado Español. Por suerte para algunos y por desgracia para otros, nuestros gobiernos no son más que un monólogo de estas dos fuerzas de centro - izquierda y centro - derecha, y en cada cambio de gobierno no nos encontramos más que tímidas reformas para contentar a pequeños sectores de la población como los matrimonios homosexuales, estatutos, trasvases y poco más. Ahora, el precio de la vivienda, la privatización de lo inimaginable, la construcción ilimitada o las políticas sociales tales como seguridad, sanidad o educación no quedan más que maquilladas por las palabras pero sin acción ninguna.

Pues bien, a parte de PP y PSOE ahora nos encontramos con partidos que quieren romper ese monopolio y participar de cualquier manera. Es el caso del Partido Social Demócrata, gente que presenta un plan y se aprovecha del descontento de la gente traicionada por los dos partidos mayoritarios que, cerrados en el empeño, no se atreven a votar a nada más que pase de ser denominado como centrista. El PSD es solo un ejemplo de esos partidos que están ahí bien para pactar en caso de no conseguir una mayoría autosuficiente, o bien para plantarse en las cortes y ser de centro - izquierda cuando gana el PP o de centro - derecha cuando gana el PSOE. Existen más partidos de este tipo como por ejemplo Vecinos por Alicante o multitud de partidos independientes en distintos municipios valencianos con el mismo fin que el PSD. Algunos ejemplos son el Partido Independiente de El Campello (Pideca), Partido Independiente de Borriol (PIBO), Partido Independiente de Vila - Real (PI), Gent de Denia, etc.

El caso de la izquierda es similar. Este sector siempre se ha dividido en izquierda nacionalista o izquierda a secas. Esta pequeña división no existe más que en los debates puesto que luego se suele acabar pactando, pero existen muchos más partidos de los que uno se puede imaginar. De los que yo tengo constancia sin haberme puesto a investigar, en la izquierda nacionalista tenemos al Bloc - Verds, el más representativo aquí en el País Valenciano; Esquerra, los de “somos nacionalistas pero es que nos gusta muchísimo Carod Rovira y por eso estamos en otro partido”; y partidos ya mucho más desconocidos como Estat Català. A pesar de estos que he nombrado, si hubiese tenido tiempo de investigar más, seguro que habría sacado tranquilamente tres o cuatro partidos más de este tipo.

Luego nos encontramos con la izquierda sin más, sin aspiraciones nacionalistas, aunque, todo hay que decirlo, defienden nuestra lengua y nuestros rasgos nacionalistas. Izquierda Unida es el partido más conocido en este grupo, pero nos encontramos muchos más: Partido Comunista, Partido Comunista de los Pueblos de España, Partido Nacional Republicano, Izquierda Democrática, etc. A muchos de vosotros os sonará a chino alguno de estos partidos, pero existen. Sus aspiraciones: ante todo el socialismo y la república. La consecuencia: como en todos los casos, falta de escaños, desunión por matices muy puntuales, incluso estúpidos y esto da lugar a la completa desorganización.

Por último podemos observar el caso de la extrema derecha, también dividida curiosamente en nacionalista y no nacionalista. El programa de las dos es común: acabar con la inmigración, parece que la gente que viene a limpiar nuestras casas, a recoger nuestras naranjas, a construir las obras o a vendernos clínex en los semáforos molesta a muchos, nunca lo he entendido, pero algún sabio dijo que hay gente para todo. La no nacionalista se basa en eso y nada más. La desunión es similar a la de la izquierda, pues nos encontramos multitud de partidos: Democracia Nacional, España 2000, Falange Auténtica (la de Jose Antonio), Falange de las JONS (la de Franco) y Falange Independiente (la falangista que te lo juro por mi madre).

La extrema derecha nacionalista se basa en expulsar la inmigración y en otra base que no deja de sorprenderme: “¡defensar lo balensià!” quieren acabar con lo que ellos llaman avance del catalanismo, ¿y su medio cual es? Cerrarnos TV3, la única televisión medio seria que podemos encontrarnos, exenta de programas del corazón y de series sudamericanas de sobremesa. Cortar un medio de comunicación, anular la libertad de expresión, esa es su medida tan democrática y justa. ¿Por qué? “perque som balensians, menxem paelle i escriguem aixina per no semblarnos als catalans que mos bolen llevar la nostro llengüe, frenem el seu avanç i fem una llengüe pròpio i distinte, vixca lo regne!”. No quiero incluir nada más para no encenderme, pero aprovecho para decir que no se censura un medio de comunicación desde antes de la democracia, y nuestros colegas del PP por la presión de grupos de extrema derecha valencianista están cerca de hacerlo. Bueno, a lo que íbamos. Hasta para esa ideología tan simple hay desunión, nos encontramos así con Unió Valenciana, un intento a lo PNV valenciano que por suerte nunca (o al menos hasta ahora) tendrá éxito; y Coalició Valenciana, los que en sus eslógans destrozan y martirizan nuestra lengua valenciana para diferenciarla del catalán, en fin. Las patadas al diccionario también están permitidas.

Como hemos visto, existen multitud de partidos de ideologías comunes divididos por matices estúpidos o por simples controversias. No quiero prohibir la creación de partidos, en absoluto, es un derecho fundamental de nuestra democracia. Pero si que quiero decir que esto da lugar a la desunión y a la desorganización, que las ideologías minoritarias nunca llegarán muy lejos por ser simplemente minoritarias, pero mucho menos si encima por cada razonamiento político encontramos cinco partidos, y cuando se demuestra que de esta manera no se llega ni al escaño… mi no entender. Por favor, dejémonos de divisiones absurdas y caminemos en una misma dirección en la medida de lo posible.

Voto visceral

Luis Fernández


Siempre me he preguntado por qué votamos, los motivos del voto. No de la acción, sino del contenido. Nunca he sabido cual es la razón de que elijamos a uno u otro partido, ni si estamos educados democráticamente.

Esto me hace reflexionar sobre si estamos correctamente guiados, si el gobierno es realmente el que la mayoría considera más eficiente o el resultado de un referéndum en el que gana el que mejor sabe motivar a sus votantes fieles, y si esto es útil. Hablando de fidelidad, en España parece que cada cual sabe el destino de su voto meses antes de que siquiera comience la campaña electoral (o de toda la vida), votamos por corazón, por los ideales que representan esos partidos que, aunque demuestren una y otra vez que son lo de menos, se empeñan en recordarnos que somos uno de los suyos y que no debemos faltar a nuestra cita con la historia en los comicios.

Me pregunto si no es hora de revisar nuestros valores y pensar en si queremos que ganen “los nuestros” o buscamos un país mejor, si deseamos un turnismo decimonónico o un sistema que de verdad nos devuelva la ilusión por la política. Estuvimos 40 años pidiendo libertad y una generación más tarde evitamos hastiados todo lo que tenga que ver con campañas políticas, dejando los porcentajes de votantes en niveles irrisorios que hacen, una vez más, que miremos el paradigma francés con sana envidia y admiración.

Quiero concluir reclamando una reflexión por su parte, pidiendo su visión sobre el motivo del voto, si es ético el voto útil, si nos vale el sistema o no. Si está desfasada nuestra democracia o si nos hemos estancado en las ideas.

viernes, 4 de mayo de 2007

La necesidad de la monarquía

Luis Fernández Bonilla


Con el nacimiento de un nuevo miembro de la familia real, se abre entre la gente de a pie el siempre polémico debate sobre la utilidad y el papel del Rey y sus descendientes en el estado español. Y digo entre la gente de a pie, porque no recuerdo haber escuchado ni leído nunca una crítica medianamente seria a la monarquía por parte de los medios de peso. La gente habla, pero nadie se hace eco.

Y con esto no quiero decir que la mayoría de los españoles sean republicanos o rechacen la monarquía, la cuestión esta ahí, pero un extraño inmovilismo temeroso evita que se plantee una alternativa formal a la actual forma de gobierno en España, una república a efectos, pero con una figura decorativa perfecta para adornar portadas del corazón y servir de relleno en la prensa diaria.

La monarquía parlamentaria hizo gastar a los españoles 9,05 millones de euros en 2006 entre yates, vacaciones en Mallorca, excursiones a Baqueira y viajes de paripé. Pero no es solo un argumento económico el que quiero exponerles, es además una cuestión de evolución, de justicia y de principios. Porque al final, todos los privilegios de la Casa Real son concedidos por historia, por una superioridad que se les presuponía a los descendientes de ciertas familias y que todos los monárquicos aceptan intrínsecamente.

No hay nada que agradecer a nadie. Muchos opinan que el Rey se merece su estatus por la gran aportación que hizo a la democracia. Faltaría más, con un pueblo ansioso de libertad y rebosante de esperanza una sola duda en cuanto a la sucesión de Franco habría sido fatal. La transición la hicieron los políticos, no los Borbones, si se tuvieran que agradecer todas las contribuciones en contra del franquismo habría más nobleza que burguesía. Acuérdense de Carrero Blanco… Y no solo es Zarzuela, porque un rey conlleva nobles y cortesanos, más de lo mismo, privilegiados de propiedades latifundistas que disfrutan de una fortuna heredada y protegida a lo largo de los siglos por el pequeño círculo que han conformado las altas esferas que dirigen el país.

Sé que la república no es, por supuesto, la panacea para los males de ninguna nación, pero si luchamos por la igualdad, por la equidad laboral, apoyamos a los sindicatos, la justicia social y nos escandalizamos con los políticos fraudulentos, reclamemos la ilegitimidad del derecho monárquico, de la imposición del poder y levantemos la voz contra la monarquía.

jueves, 3 de mayo de 2007

Electoralismo

Antonio Trives

Que época del año más linda estamos viviendo, ¿verdad? No me podéis negar que no es fabulosa y agradable. Reinan las temperaturas suaves donde a veces hace un poco de fresco y otras un poco de calor. También es una época de lluvias, en la que además de dar vida a la poca agricultura que queda, limpia el aire contaminado con el que tan familiarizado estamos. Que los campos se llenen de flores para unos les proporciona alegría y buen humor, para otros alergia.

Existen muchas más cosas que aún pueden hacer a este tramo del año llamado primavera, más atractivo. Pero la más importante de todas es que se acercan las elecciones municipales y autonómicas.

Que alegría se lleva uno cuando ve que unas obras públicas han finalizado o les falta poco, después de varios años de estar interrumpidas.

Las mejores primaveras se producen cada 2 años, ya que además de tener todos los rasgos anteriormente citados, se le complementa la aproximación de elecciones. En esta año en concreto, las municipales y autonómicas.

Si nos paráramos a pensar, nos daríamos cuenta que el 85% de las obras en infraestructuras y acondicionamiento de los pueblos o ciudades se producen en la recta final de la legislatura de cualquier gobierno; ya sea municipal, autonómico o central. Desde mi punto de vista, la estrategia que siguen la mayoría de los partidos políticos es:

Cuando comienzan unas campañas electorales, todos los partidos prometen y dicen la frase típica de cualquier político: “Si me votáis y salgo vencedor os prometo que…”

Una vez que sale vencedor el candidato, es cierto que al principio de la legislatura comienzan a hacer algunas cosas que prometieron. De esta forma los gobernantes quieren hacer creer al pueblo de que están haciendo lo prometido. Pero al poco tiempo, las obras se detienen, sin que nadie sepa el motivo, y lo que es peor, en muchos casos los ciudadanos no saben que se han detenido las obras.

A continuación pasan dos años, en los que apenas se aprecia que el gobierno haga infraestructuras, actos culturales, etc.…

Cuando llevamos ya casi 3 año y medio de los 4 que le corresponde a cada legislatura, comienzan a reanudarse esas obras que habían sido paralizadas. De esta forma nos quieren dar a entender de que el gobierno se preocupa y apuesta por satisfacer a los ciudadanos.

Para obtener un ejemplo solo tenéis que fijaros en vuestro pueblo, ciudad o lugar de residencia. Desde hace unos meses hasta mayo, os encontraréis con inauguraciones de plazas, carreteras, paseos, etc..

¿Y POR QUE NO SE HA HECHO ANTES?¿QUE CASUALIDAD QUE HA COINCIDIDO CON LA APROXIMACIÓN DE LAS ELECCIONES, NO CREEIS? SON ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR EL PODER

Con esto, además de hacer una crítica quiero que sirva para que la gente se fije en los actos de aquellos que nos gobiernan y representan, ya sean de nuestro partido de confianza o no.

NO IGNORES, MANIFIESTA TU INCONFORMIDAD

La independencia del poder judicial

Manuel Lillo


Es una de las bases fundamentales de nuestro querido Estado liberal y democrático: la independencia de los jueces ante todo tipo de poder. La imparcialidad de los tribunales a la hora de tomar una decisión, sin dejarse llevar por las influencias de poder político y ni mucho menos penalizando o absolviendo a favor de intereses particulares. Y no vamos a negar que es una base totalmente justa, democrática e imprescindible si queremos vivir sobre unos pilares que nos garanticen derecho, libertad y ante todo justicia.

Pero a mi me produce risa desde hace ya tiempo. Y es que conforme lees la prensa te das cuenta de que esta base fundamental no es más que una farsa, el poder judicial no actúa con el fin de establecer justicia, sino que favorece a quien dirige. La última demostración la tenemos en el caso ANV (Acción Nacionalista Vasca), al que me dirigiré como EAE ya que es su nombre oficial (Eusko Abertzale Ekintza).

Desde la ilegalización de Batasuna declarada por el señor Garzón hace pocos años, gobierno y oposición se han cambiado los papeles y no han parado de pasarse la pelota los unos a los otros tratando de afirmar que PP o PSOE han sido los culpables de los asesinatos cometidos por ETA. Estando el PP en el gobierno con Aznar al frente, PP y PSOE firmaron un pacto por las “libertades” en el que mediante argumentos necios disfrazados de libertad concedida al pueblo vasco pero que, al fin y al cabo, mentiras, consiguieron ilegalizar a Batasuna y dejar al 20% de la población vasco - navarra sin representación parlamentaria. Este pacto se ha roto, según el PP, por culpa de un gobierno irresponsable que ha decidido incumplir lo prometido. ¿De verdad se ha roto ese pacto? Yo creo que no.

Una vez aprobada esta ilegalización, distintas plataformas políticas trataron de presentarse a las elecciones autonómicas en Euskadi y Navarra como fueron Sozialista Abertzaleak, inmediatamente ilegalizados. Ahora algo ha cambiado. EHAK fue aprobado en su día con el gobierno de Zapatero, y lo mismo está ocurriendo ahora con EAE. Rajoy y el PP en general exigen al gobierno que lo que ellos llaman ETA - Batasuna, en este caso, EAE, no se presente a las elecciones. Todo esto después de una investigación judicial llevada a cabo por Baltasar Garzón, que no ha llevado a ningún lugar y visto lo visto EAE podrá presentarse. Y digo yo. Después de que un juez “independiente” haya investigado esta candidatura y no haya dado nada en su contra, ¿quién es el señor Rajoy para exigirle al Presidente que ilegalice la plataforma? Y si el señor Presidente definitivamente quiere hacerlo, ¿qué podría hacer? ¿exigírselo al juez? ¿obligarle? ¿o es tan solo otra piedra de las que gobierno y oposición se tiran continuamente?

Lo que está claro es que en la anterior legislatura, gobernada por el PP, distintas plataformas políticas eran ilegalizadas continuamente, con tan solo demostrar que se era de la izquierda abertzale, automáticamente quedabas ilegalizado. Ahora parece que la cosa ha cambiado algo. Y digo parece porque realmente no ha cambiado nada. EAE se presenta después de una investigación judicial, de la cual no me creo nada, porque estoy seguro de que con el PP en el gobierno, EAE no habría podido presentarse. Pero Batasuna sigue sin poder tener representación. Y es muy grave que en una sociedad democrática un partido político esté ilegalizado o dependiendo de unos jueces que lo único que hacen es obedecer a los de arriba.

Muchos dirán con esto que el gobierno de Zapatero es permisivo y tolerante, pero no nos olvidemos de que un partido que representa al 20% de la población vasco - navarra sigue estando ilegalizado y sin representación ninguna. Dicen que ETA no puede presentarse a las elecciones, es decir, equiparan Batasuna con ETA. Yo he visto a muchos etarras en las cárceles, pero aun no he visto a Otegi, Permach o Barrena y ya es raro, porque tal y como funciona la justicia, a la mínima se les puede culpar de algo. Igual es que no son tan etarras. Igual es que tanto a PP como a PSOE les interesa que este partido siga siendo ilegal y los jueces obedecen. O cualquier cosa, quien sabe. Pero se da el caso de que tras las actuaciones judiciales se mueven distintos intereses.

jueves, 19 de abril de 2007

Carta blanca

José Pedro Martínez


Los jóvenes de la sociedad española no pueden imaginar. Vivimos en el mismo sistema político desde que nacimos: la Democracia. Aunque lo intentamos, no podemos imaginar una sociedad donde los políticos, los gobernantes y su séquito de fieles súbditos puedan hacer lo que les plazca. Para eso tenemos unas leyes aprobadas por el conjunto de la ciudadanía y construidas sobre los pilares constitucionales. Tan solo tenemos que leer la prensa o, aún mejor, atender a un programa o noticiario de televisión para comprobar como, por ejemplo el Caso Malaya se convierte en la prueba que todo demócrata necesita para refutar sus ideales: la justicia funciona, y cae sobre todos por igual.

Pero, ¿y si no hiciese falta imaginar?, ¿y si, con tan solo agudizar un poco los sentidos, comprobásemos que la democracia y sus instituciones traicionan el principio fundamental de nuestro sistema -la soberanía popular-? Cualquier rescoldo de una dictadura puede parecer algo similar.

Lo que está ocurriendo en muchos ayuntamientos, especialmente en los levantinos, es que estas suposiciones se hacen realidad. Un atentado directo a los principios democráticos y ciudadanos: Los PGOU, o Planes Generales de Ordenación Urbana. Respaldados por los estatutos autonómicos (aprobados por los partidos que gobiernan en cada Comunidad), los Planes Generales son como un cheque en blanco otorgado a los ayuntamientos con los que modifican a su antojo el territorio urbano. En pocas palabras, es una carta blanca para que el señor alcalde de turno construya, destruya y venda su localidad al mejor postor. Da igual que se construyan miles de casas sobre suelos protegidos, parajes naturales o zonas de alto valor ecológico. Tampoco importa que se urbanice de manera desmedida e insostenible. Y mucho menos importa la opinión de los ciudadanos... y las consecuencias que dichos planes tengan sobre ellos.

Sigamos imaginando, o intentando hacerlo. Imaginemos que el equipo de gobierno de nuestra ciudad abandona cualquier acción con fines puramente lucrativos. Toda decisión estaría pensada para el bien de la ciudad y del ciudadano. ¿En qué medida una urbanización masiva de nuestro territorio puede ir acompañada de un progreso social? Aunque datos y estudios no lo avalan, tal vez estos planes sí sean un buen camino para mejorar la sociedad a nivel local. Pero siguen pasando por alto la opinión del pueblo. Y lo peor no es que se obre equivocadamente por el bien de la ciudadanía, sino que, sobre este pretexto, la información brilla por su ausencia. Solo con el paso de los años, de golpe y porrazo, nos topamos con una serie de problemas: sequía, delincuencia, subida de impuestos, viviendas cada vez más caras... Todo ello es consecuencia de malas decisiones, como los nefastos PGOU, amparados en leyes “democráticas” y, a la vez, autoritarias que no son consultadas y compartidas con quien realmente debería respaldarlas.

Por lo tanto, no se trata de una reivindicación ecológica. Nada más lejos. Es la exigencia de que se respeten y cumplan nuestros derechos democráticos esenciales: la eliminación de cualquier ley que no esté sujeta a la separación de poderes y el derecho a la información. Hoy ya contamos con GÉNESIS para ello.

Incompetencia y desilusión

Manuel Lillo

A falta de mes y medio para la convocatoria de elecciones municipales y autonómicas, parece que en Alicante y en el País Valenciano la historia seguirá siendo la misma de siempre. Las estadísticas lo dicen, de una manera o de otra, con mayoría absoluta o sin ella, volveremos a tener a los Camps, Ripoll, España, Barberà, Antón, Alperi y demás en la Generalitat y en los ayuntamientos. Y después de varias legislaturas (Alperi lleva tres seguidas en Alicante) resulta extraño que se repita lo mismo cada cuatro años. Desde fuera muchos se pensarán que el Partido Popular se está ganando a pulso el gobierno. Y viendo el panorama de todos estos años, me duele muchísimo decirlo pero parece que sea así, no debido a sus méritos, sino a los de sus rivales políticos. La incompetencia de esos rivales.

En Alicante ha cambiado lo que no tenía que cambiar. Nuestro tópico de paella ya no existe. Ahora, si viajas al extranjero y preguntas por esta zona, lo primero que se les viene a la cabeza es: pelotazo. Pelotazo urbanístico. Es horrendo pasear por nuestras calles y ver las playas así. En todo el País Valenciano nos quedan 34 kilómetros de costa por construir, y suerte que estos kilómetros están protegidos por ser zonas ecológicas y de protección ambiental, aunque quizás pronto se inventen algo para que ya no sea así. Lo más gracioso de todo esto es que ahora, los mandamases acusan a otros de la falta de agua que sufrimos. No se que esperamos con la continua construcción de campos de golf y lugares como Marina d’Or, gastando pistas de nieve artificiales y muchas otras cosas.

Pero lo que tenía que cambiar si que no ha cambiado, seguimos igual. El pelotazo está tan de moda que parece que es lo único que genera dinero aquí. O eso nos quieren hacer ver. La principal oposición, el PSOE, aquí conocidos como Pla, Etelvina, Such, y otros protestan y protestan. Se apuntan a todo: 8 de marzo, día de la mujer trabajadora; 25 d’abril, diada nacional; 1 de mayo, día del trabajador… y ya no en fechas concretas, también en protestas organizadas, siempre necesitan tener su cartel. Pero lo que no cambia es su actitud. Su actitud cómplice con el PP en el plan Rabasa, la construcción sin límites en Dénia y en mil lugares más. Parece que sean los mismos perros con distintos collares. Los vecinos de Dénia nos lo pueden confirmar cuando la alcaldesa del PSOE aprobó infinitas construcciones en esta localidad. En la manifestación contra esa aprobación, este partido ya tenía su pancarta preparada. Inexplicable.

Pero esta ambigüedad y desconcierto de la oposición no solo lo vemos en los planes urbanísticos. Sin ir más lejos, la reforma del Estatut aprobada el año pasado, fue apoyada en las Cortes por PP y PSOE. Cuando se celebró la diada del 25 de abril también el año pasado, los manifestantes protestaban contra esta reforma. El PSOE también tenía representación en esta protesta. Podríamos poner muchos ejemplos más del desconcierto que la oposición nos causa a los valencianos. Protestan contra el gobierno, pero cuando les toca a ellos nada cambia. Son los mismos.

Una vez más, en plena campaña, nuestra querida oposición se dedica a criticar todas las barbaridades que el actual gobierno se ha dedicado a realizar. Ese es su proyecto, la crítica. Y razón no les falta, es cierto que estos últimos años el País Valenciano ha sido el país del pelotazo, el de la construcción, el de los campos de golf, el de la mafia legal por llamarlo de alguna forma. Y a parte, el desastre de la seguridad social, la pésima subvención a la enseñanza pública, la pasividad del gobierno ante la pérdida de valores culturales (lengua, cultura, historia) que estamos sufriendo o Canal 9, que para que decir nada. Pero una campaña no puede dedicarse tan solo a la crítica. Un proyecto político debe establecer soluciones, debe prometer algo, muchos deseamos oír eso y aun no lo hemos conseguido. Esa es la incompetencia de la querida oposición al gobierno valenciano, y a partir de esa actitud, el ambiente está envuelto de desilusión. Desilusión porque todos creemos, y ojala nos equivoquemos, que la historia de siempre volverá y Barberà, Camps, Alperi y el resto estarán otra vez ahí arriba. Desilusión porque seguiremos fomentando el tópico del pelotazo y de la mafia legal. Desilusión porque no tenemos a nadie con quien contar para frenar toda esta barbarie. Desilusión porque parece que nuestros rasgos de identificación como son nuestra lengua, nuestra música, nuestra historia, nuestras costumbres desaparecerán y caerán poco a poco en el olvido. Insisto, ojala me equivoque. Pero esto tiene toda la pinta de volver a repetirse.

Ni traidores ni golpistas

Luis Fernández

Desde que el PSOE ganara las elecciones generales del 2003 aquel 14 de marzo, todavía con la imagen de los trenes de Madrid convertidos en chatarra en nuestras retinas, asistimos a un espectáculo político de confrontación entre los dos partidos mayoritarios de España que alimenta cada día y cada vez más los espacios de opinión en radios y periódicos. Puede que en parte por el mal perder de unos, la mala estrategia política de otros y seguro que por el cinismo de ambas partes España se encuentra en una coyuntura con difícil solución política.

Los políticos se afanan en enfrentarnos, en sacar de lo más profundo de la historia enterrada las dos Españas, quieren devolver a la calle el miedo a expresarse, las disputas enfervorizadas, y devolver la mentira con mentira. Porque mienten, porque uno miente y el otro más, porque quieren engañar para salir del paso, porque les da igual lo que se piense un día ya que a la mañana siguiente el que tendrá que responder será el otro, se pasan la pelota de tejado, pero todo sigue igual.

Aún así con la maldad que, por otro lado, no es nueva que encubre a la política, todavía ni estamos en preguerra, ni España se ha disuelto.

La política española se encuentra en situación de estancamiento. Los grandes partidos están manidos, ni el PP es la derecha ni el PSOE es la izquierda, los dirigentes se venden al mejor postor, se confunden ellos mismos, se mediatizan.

Quizás sea el momento de un cambio de orden en las urnas, de tomar el voto en blanco o de la aparición de una nueva visión en forma de partido. Si no, de una revisión de las minorías, de los nacionalismos, de la izquierda que se presume socialista, de una derecha moderada y europea y de los que no han tenido oportunidad de gobernar.

Pero, a poco mas de un mes de las elecciones locales, se descubren trampas en los procesos, como si volviéramos al siglo XIX, vuelta a empezar, se atacará por un lado, se responderá por otro se recordaran tiempos pasados y, al final, agua, que otro escándalo saldrá y, con suerte, mayor.