domingo, 22 de julio de 2007

La revista que (casi) sale los miércoles

Luis Fernández

El pasado martes, el Juez de la Audiencia Nacional del Olmo ordenó el secuestró del semanario El Jueves por un supuesto delito de injurias contra la Corona. La gravísima ofensa era la publicación de una viñeta en portada donde los Príncipes practicaban sexo mientras Felipe apuntaba: “Te das cuenta de que si te quedas preñada… ¡Esto va a ser lo mas parecido a un trabajo que he hecho en mi vida!” bajo el título de 2500€ por niño. Lamentable, no salimos del escándalo de la entrevista de Quintero a José María García cuando el periodismo y por extensión la libertar es atacado por donde más duele. Porque, la libertad de prensa no es más que la punta del iceberg, el súmmum de toda una lista de libertades que hacen de la democracia nuestro sistema favorito. Es la expresión pública y manifiesta de nuestra libertad cotidiana, moral y política. Y nos la quieren arrebatar. Nos pueden ningunear las administraciones, pueden subir los impuestos, pero lo que el ciudadano democrático no consiente es que le hagan callar. Por todos son conocidas las labores de selección y tergiversación de los hechos que hacen que no conozcamos siempre toda la noticia, pero eso es algo que tenemos asumido y no podemos evitar. Pero nos damos de bruces con la ley. Ahora resulta que el rey no solo tiene inmunidad diplomática sino periodística.

Más allá del buen o mal gusto de la imagen (parece mentira que nos acomplejemos a estas alturas…) el fondo está en la cuestión de si la democracia que hace casi 30 años se votó no se nos va quedando obsoleta. Nuestra sociedad avanza a ritmo europeo, la Constitución está estancada en el Post-Franquismo inmediato. Y por eso no dejan de aparecer estas incongruencias legislativas. Lagunas constitucionales que se deben reformar o reinventar.

No se acepta la crítica, el sarcasmo ni la burla risueña. Pero se alienta el insulto flagrante, la descalificación más barriobajera y las tomaduras de pelo públicas, y no solo a propósito de cierta hortaliza… Espero que esta no sea la España que queremos. Entiendo esta reacción de un sistema atascado en la transición, pero las nuevas generaciones no creo que acepten delitos contra la Corona como motivos de cárcel ni un chiste contra el Príncipe como pretexto de la censura. A propósito, la portada era para Zapatero (y su ley).

1 comentario:

Anónimo dijo...

La censura se está poniendo demasiado de moda aquí, y más cuando se trata de la casa real. Hace poco pasó que determinado político cometió injurias contra el rey y fue encarcelado. Salió pocos días después bajo fianza.

No se que le debemos a esa familia que ni si quiera podemos hacer chistes sobre ella. Arremeter o bromear se puede en este estado libre y democrático, siempre y cuando no sea contra la casa real. Luego hablamos de igualdad y de derechos, cosa que con todo esto ya empieza a dar risa, cuando esa misma portada se puede sacar refiriéndose a cualquier ciudadano.